PARTE I
En nuestro seguimiento de autor trabajaremos con este cuento,"El Patito Feo" que si bien conocemos casi todos, utilizaremos una versión muy parecida a la que escribió el mismísimo Hans Christian Andersen.
Por eso para trabajarlo mejor, lo diviremos al cuento en 4 partes.
Hoy les dejo la Primer parte del cuento y sus actividades desarrolladas en cosignas para dos días distintos.
PARTE 1
EL PATITO FEO
HANS CHRISTIAN ANDERSEN
Era verano,
y la región tenía su aspecto más amable del año. El trigo estaba dorado ya, la
avena verde todavía. El heno había sido apilado en parvas sobre las fértiles
praderas, por las que ambulaba la cigüeña con sus rojas patas, parloteando en
egipcio, único idioma que su madre le había enseñado. En torno del campo y las
praderas se veían grandes bosques, en cuyo centro había profundos lagos. Y en
el lugar más solo de la comarca se erguía una antigua mansión rodeada por un
profundo foso. Entre éste y los muros crecían plantas de grandes hojas, algunas
lo bastante amplias como para que un niño pudiera estar de pie bajo ella. Y
allí entre las hojas, tan retirada y escondida como en lo profundo de una selva,
estaba una pata empollando. Los patitos tenían que salir dentro de muy poco,
pero la madre se sentía muy cansada, pues la tarea duraba ya demasiado tiempo.
Para empeorar las cosas, sólo recibía muy contadas visitas, pues los demás
patos preferían nadar en el foso y no
ir moviendo la cola hacia el nido de mamá pata para charlar con ella. Por
último, uno tras otro, los huevos empezaron a crujir suavemente. “Chuí, chuí”
dijeron. Toda la cría acababa de venir al mundo y estaba asomando sus
cabecitas.
-Cuá, cuá -dijo la pata, y al oírla los
patitos respondieron a coro con sus más fuertes voces y miraron a su alrededor
por entre las hojas verdes. Su madre los dejaba hacer, pues el verde es bueno
para la vista.
-¡Qué grande es el mundo! -dijeron todos los
pequeños. Ciertamente ahora tenían más espacio para moverse que en el interior
de sus cascarones.
-¿Se imaginan ustedes que esto es todo el
mundo? -dijo la madre-. Pues el mundo se extiende hasta bastante más allá del
jardín, por el campo, aunque en verdad yo nunca me he aventurado tan lejos.
Pero, a propósito, ¿están ya todos ustedes? -La pata se levantó y miró
alrededor-. No, por cierto que no están todos aún. Queda por abrir todavía el
huevo más grande.- ¿Cuánto tiempo tardará? -se preguntó, volviéndose a echar en
el nido.
-¡Hola! ¿Cómo va eso? -interrogó en ese
instante una vieja pata que se había llegado de visita.
-Hay un huevo que está tardando mucho tiempo
-respondió la pata que empollaba. Esa cáscara no se quiere romper. Pero, ¡mira
los otros! Son los más preciosos patitos que he visto en mi vida. Tienen todos
la mismísima cara de su padre, el gran pillo que ni siquiera se da una vuelta
por aquí a verme.
-Déjame ver ese huevo que tarda en romperse
-dijo la pata vieja-. Puedes estar segura que no es un huevo de nuestra
especie, sino de pava. A mí me engañaron así una vez, y no puedo decirte el
trabajo y la preocupación que me dieron aquellos chicos, porque te diré que
tienen miedo del agua. Nunca conseguí hacerlos meter en ella. Sí, es un huevo
de pava. Déjalo donde está, y dedícate a enseñar a nadar a tus criaturas los
patitos.
-No; me quedaré echada otro poco. He esperado
tanto que ya no me costaría nada quedarme hasta la feria del verano.
-Pues, haz a tu gusto -respondió la pata
vieja, y se alejó.
Por último
el huevo que tardaba en abrirse empezó a crujir.
-Chip, chip
-dijo el recién nacido, y salió del cascarón tambaleándose.
¡Qué grandote y qué feo era! La pata lo miró
con disgusto.
-“Para pato
es de un tamaño monstruoso -dijo-. ¿Será acaso un pichón de pavo? Bueno, no
tardaremos mucho en saberlo. Al agua irá, aunque tenga yo misma que arrojarlo
de un puntapié”.
El día
siguiente amaneció espléndido; mamá pata se fue a la orilla, y se zampó en el
agua. “¡Cuac, cuac!” chilló, y uno tras otro los patitos se zambulleron detrás
de ella. El agua los cubrió hasta la cabeza, pero ellos volvieron a salir a
flote y se sostuvieron perfectamente. Las patas se les movieron solas... y ya
estaba. Hasta aquel grandote, gris y feo nadó también con ellos.
-“No; no es un pavo” -reflexionó la pata-. Hay
que ver qué bien se maneja con las patas y qué derecho se sostiene. Es mi
propio pollo, después de todo, y no tan mal parecido si se lo mira bien. ¡Cuac,
cuac! Vengan conmigo ahora y los sacaré al mundo y los introduciré en el
corral. Pero quédense bien cerca de mí, no sea que alguien vaya a pisarlos. ¡Y
tengan cuidado con el gato!
Se fueron
todos al corral, donde encontraron un espantoso alboroto provocado por dos
pollos que estaban peleando por la cabeza de un pescado. Al final el gato entró
en la discusión y se llevó para sí la cabeza.
-Así ocurren
las cosas en el mundo -comentó la madre pata. Y se lamió el pico, pues ella
también deseaba aquella cabeza de pescado. -Ahora aprendan a usar las patas
-dijo luego- y saluden con la cabeza a ese pato viejo que está allí. Es el más
importante de todos nosotros. Tiene sangre española en las venas, y esa es la
explicación de su tamaño. ¿Ven ese trapo rojo que tiene en la pata? Eso es algo
extraordinario, la más elevada señal de distinción que pueda alcanzar nunca un
pato. ¡Vamos ahora! ¡Cuac, cuac! ¡No pongan los dedos para adentro! Un pato
bien educado tiene siempre las patas bien abiertas; así, eso es. Ahora inclinen
la cabeza y digan: “¡Cuac!”
Los patitos hacían cuanto se les ordenaba;
pero los otros patos del corral los miraban diciendo en voz alta:
-¡Vean eso! Ahora tendremos que aguantar
también a toda esa tribu, como si nosotros ya no fuéramos suficientes.
- Además...,
¡oh, querida, qué feo ese patito! No se lo puede mirar.
Y un pato
corrió hacia el patito feo y le dio un picotazo en el cuello.
-¡Déjalo! -suplicó la madre-. No hace daño a
nadie.
-Puede que no -replicó el que había dado el
picotazo-. Pero es tan feo y raro que dan ganas de darle una paliza.
-Todos esos
otros patitos son muy hermosos -dijo el pato viejo, el que tenía el trapo atado
a la pata-. Muy bonitos todos, excepto ése, que resultó un ejemplar bastante
desdichado. Es una lástima que no se lo pueda empollar de nuevo.
-Eso es imposible, señoría -respondió mamá
pata-. Ya sé que no es lindo, pero se porta bien y nada con tanta destreza como
los otros. Hasta podría aventurarme a decir que mejorará con la edad, o quizá
también disminuya de tamaño a tiempo. Estuvo mucho tiempo dentro del huevo, y por
eso no salió con muy buen estado. -Palmeó al patito en el pescuezo.
-Los demás patitos son muy lindos -dijo el
pato viejo-. Ahora pónganse cómodos; están en su casa. Y si encuentran otra
cabeza de pescado pueden traérmela. Y se sintieron todos cómodos, y en su casa,
menos el pobre patito que había sido el último en salir del huevo, y que era
tan feo. A éste lo picotearon y empujaron, y se burlaron de él patos y
gallinas.
-¡Qué grandote es! -comentaban todos.
El pavo, que había nacido con espolones y en
consecuencia se sentía todo un emperador, se infló como el velamen de un barco
y graznó y graznó hasta que la cara se le puso roja. El pobre patito estaba tan
desconcertado que no sabía hacia qué lado volverse. Le daba mucha pena ser tan
feo, despreciado por todo el corral. Así transcurrió el primer día; luego las
cosas fueron poniéndose cada vez peor. Al pobre patito no había quién no lo
corriera o le diera empujones. Hasta sus hermanos y hermanas lo miraban mal, y
decían a cada momento:
-¡Ojalá te agarrara el gato, antipático!
Hasta su
madre dijo: -Quisiera que estuvieras a muchos kilómetros de distancia.
Los patos y las gallinas lo picoteaban, y la
muchacha que les traía la comida lo hacía a un lado de un puntapié. Hasta que
por fin el patito dio una corrida y un salto por encima del cerco, haciendo
volar asustados a los pajaritos.(continuará)
ACTIVIDADES:
- Para responder recuerda siempre que lo necesites volver al texto. En estas preguntas tengo que estar muy atento a lo que dice el narrador
a) Era verano. ¿Qué cosas dice el narrador que se veían?
b) ¿Por qué mamá pata no recibía muchas visitas?
c) ¿Cómo era el lugar dónde la pata empollaba los huevos?
d) Elige una de las escenas, imágenes que presenta el
narrador con sus palabras y dibújalas.
…………………………………………………………………………………………………………
- Respondo con mis palabras, mis impresiones y mis sentimientos. Tengo en cuenta lo que dice el narrador en el texto, pero también lo que pienso yo.
a)
Explica con tus palabras por qué los patitos
dijeron “¡Qué grande es el mundo!”
b)
¿Cómo se dio cuenta mamá pata que su hijo no era
un pavo?
c) ¿Qué personajes nuevos aparecen cuando la pata y
todos los patitos llegan al corral? Escríbelos.
d) ¿Cómo se sintió el último patito que nació en el
corral? ¿Por qué?
e)
Si vos pudieras cambiar algo de esta parte de la
historia… ¿qué cosas cambiarías?Escríbelas.
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